26 diciembre 2014

Séneca ( Lucio Anneo)



Lucio Anneo Séneca, político, filósofo, poeta, es el más antiguo de los autores hispanos de nombre conocido del que se conserva una extensa obra que abarca más de dos mil páginas. Parece seguro
que se conocen también los rasgos físicos de su rostro en algún momento de su vida, reflejados en un busto bicípite dels iglo II d. C. del Pergamon Museumde Berlín.
Nacido en Córdoba hace unos dos mil años, llegó a ser reconocido como el más brillante orador y poeta romano de su tiempo, un escritor de éxito, un destacado político y el más importante de los filósofos
de expresión latina hasta San Agustín. Durante más de un lustro, como amicus principis y miembro del consilium, el antiguo preceptor de Nerón gobernó de hecho el Imperio. Algunos historiadores modernos
llaman a esos años los del «ministerio Séneca». Tuvo admiradores y amigos, y también enemigos que acabaron con su vida. Casi veinte siglos después de su muerte, en los países decultura occidentalse publica casi todos los años algún libro y varios estudios más sobre su persona o sus escritos.
Por lo que se conoce de Séneca (que no es todo lo que hizo ni todo lo que publicó), el sabio estoico que élera obró bien y discurrió con acierto en muchas oportunidades. En otras no, sino más bien al
contrario. Pero fue un varón esforzado (strenuus), un hombre de principios (honestus) y un espíritu abierto a sus semejantes (humanus), para el que todos los hombres tienen derechos y valores, o, como se
dice ahora, poseen una dignidad que ha de ser respetada. En una de sus Cartas a Lucilio dejó escrita una de sus más significativas sentencias o frases célebres: «homo, sacra res homini». Entre los antiguos
cristianos se pensó que Séneca también de alguna manera había sido uno de ellos o había andado cerca.
Nerón frente a Séneca.
Lucio Anneo Séneca se retiró de la actividad política y del ejercicio del poder en el 62 d. C. Pero hasta sumuerte, tres años más tarde, continuó siendo un personaje importante con el que en Roma todo el mundo —gobierno y oposición—, para bien o para mal, tenía que contar.
Desde Palacio (Nerón, su esposa o concubina Popea, Tigelino, comandante de los pretorianos y valido del príncipe) sele odiaba. Sin embargo, duranteese último trienio desu vida, no seatrevieron con él,
contentándo se con tenerlo sometido a una estrecha y mal disimulada vigilancia. Por fin, en la primavera del 65, al descubrirse la conspiración tramada en torno a Pisón para derribar a Nerón y eliminarlo, Séneca fue acusado de participar ella para el trono.
En el tramo final del reinado de Nerón se puede decir que había dos «partidos» de oposición, el de los políticos estoicos (Barea Sorano, Trasea Peto) y el de la antigua aristocracia senatorial, que tomaría
como cabeza a Pisón, titular de la conjura que acabó en la hecatombe de notables del 65 y del 66. En ambos sectores se respetaba a Séneca y algunos de sus más distinguidos representantes lo cortejaban.
Pero él no se implicó en ninguna de las dos facciones. Los primeros eran demasiado republicanos para el pensador monárquico que había escrito el tratado Declementia, y los segundos demasiado aventureros
para un político de la experiencia del filósofo.
No obstante, en las primeras investigaciones oficiales sobre la conjura antineroniana, un delator profesional y mentiroso que estaba complicado en ella (un «pentito» se diría hoy) sacó a relucir el nombre de Séneca como uno de los conspiradores, con gran complacencia de Nerón, que esperaba una oportunidad para acabar con quien, por prudente y cautamente que actuara, en cualquier momento podía cantarle una verdad.
Condenado a muerte por el emperador, Séneca se quitó la vida con la ayuda de sus criados y de su médico un día de abril del 65 entre el 19 y el 30, mientras pronunciaba una especie de disertación
que sus secretarios recogieron por escrito, que se podía leer medio siglo después y de la que no queda más rastro que las líneas que dedica a ella el historiador Tácito. (Elsuicidio era el modo de ejecución de la sentencia capital que ofrecía a los personajes distinguidos la «clemencia» del príncipe en aquellos años del Imperio.
El historiador Cornelio Tácito narra magistralmente todo el episodio.
Tras las primeras delaciones sobre la conjura, el príncipe en persona y su mafia palatina recurrieron a un enredado juego deconfesiones, torturas,chantajes y denuncias semejante al de Stalin en los procesos
de Moscú de los años treinta del pasado siglo. De las víctimas de la purga neroniana, unos murieron valientemente y con honor, proclamando su inocencia respecto de la conspiración, pero condenando los
crímenes neronianos, como Séneca y después Trasea. Otros, incluso en la familia del filósofo, fueron cobardes, como el sobrino Lucano, que empañaría su limpia y merecida gloria literaria acusando a su propia madre.


Las circunstancias que rodearon la muerte de Séneca parecen una traducción al latín, y a la cultura romana de siglo I d. C., de la de Sócrates. Es como el desenlace de una tragedia senecana, mas con un modelo histórico y no mitológico. La inspiración no vino de Sófocles o de Eurípides, sino de la narración platónica de la muerte del filósofo ateniense. Hubo incluso una poción de cicuta, que Séneca tenía
preparada temiendo que en algúnmomento le pudiera hacer falta. A ella se acudió en el último instante para poner término a su vida. Se diría que todo estuvo previsto por ese sabio régisseur de la escena final de su existencia que fue el filósofo y político estoico, doblado de dramaturgo y a la vez deactor que se representaba a sí mismo sacudiendo las aguas del baño en una extremalibación aIuppiter Liberator. En una palabra, una tragedia praetexta «in vivo» en la que el protagonista muere de verdad en la escena.


Mas sobre su Bografia..............................


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...